Antes de convertirse en uno de los mejores (si no el mejor) directores de la historia del cine, Stanley Kubrick (Nueva York, 1928) se ganaba la vida como fotógrafo. En 1945 empezó a trabajar para la revista Look, hasta que en 1950 dejó el oficio para dedicarse a la dirección.
El resto de la historia es de sobras conocido. Después de las semidesconocidas joyas Fear and Desire (1953) o El beso del asesino (1955), Kubrick empezó a parir una obra maestra tras otra, desde Senderos de gloria (1957) hasta Eyes wide shut (1999), pasando por Espartaco (1960), Lolita (1962), ¿Teléfono rojo?: volamos hacia Moscú (1964), 2001: una odisea del espacio (1968), La naranja mecánica (1971), Barry Lyndon (1975), El resplandor (1980) o La chaqueta metálica (1987). Películas cuyas imágenes están en el imaginario colectivo de varias generaciones y que han influido inevitablemente a todo aquel que ha soñado con hacer cine.
Ahora, la tienda VandM (gracias a @Horasperdidas por el enlace) ha puesto a la venta un buen puñado de fotografías realizadas por el propio Kubrick a finales de la década de 1940, retratando la vida cotidiana (con sus luces y sombras) de su Nueva York natal. Una pequeña rareza para el disfrute de todos los que somos incondicionales del más grande.
La galería completa de fotos la podéis ver en este enlace
Maravillosas las fotos. Es indudable su calidad como fotógrafo y eso se refleja en sus filmes. Aún tengo en mi recuerdo de la película Barry Lyndon una escena en la que creía que era la imagen de un lienzo de época, pero Kubrick jugaba con nuestro sentido de la percepción, ya que era una perfecta escena.
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