Pocas veces un cartel dice tanto de una película como en el caso del de Un dios salvaje (2011). En él podemos ver a los cuatro personajes protagonistas, cuyos rostros se van modificando desde la sonrisa amable hasta la ira incontenible. Esta transición de actitudes constituye un resumen perfecto de lo que el espectador se va a encontrar cuando se siente en su butaca.
Con un espíritu decididamente teatral (una sola localización, situación casi a tiempo real, importancia extrema de los diálogos), Roman Polanski decidió adaptar la obra teatral de Yasmina Reza Le Dieu du Carnage, contando con la propia autora como colaboradora en el guión del film. Polanski adaptó los personajes y los diálogos a la ciudad de New York, aunque curiosamente la película se rodó en París (su ciudad "original"), debido a los problemas con la justicia del director, que lleva años sin pisar suelo americano.
Sin embargo, la situación es tan universal y tan inconfundiblemente humana que podría haber tenido como escenario París, New York, Londres, Tokio o Albacete. La premisa es sencillísima: un matrimonio acude a casa de otra pareja para solucionar un conflicto entre los hijos de ambos. Uno de ellos le ha golpeado al otro con un palo y le ha roto varios dientes, por lo que los progenitores deciden aclarar la situación como personas civilizadas, poniendo la cordura que sus hijos preadolescentes no han sabido utilizar.
Pero lo que parecía un asunto sencillo y rápido se convierte rápidamente en algo mucho más complicado. Mediante frases veladamente sarcásticas y dobles intenciones casi imperceptibles, los dos matrimonios se enzarzan en una toma y daca verbal que poco a poco irá sacando a la luz lo peor de cada uno de ellos. Así, la película es un crescendo de violencia ejercida no con palos y golpes sino mediante palabras hirientes que se clavan como cuchillos una vez se ha superado el umbral de las convenciones sociales y la educación.
El peso del film recae exclusivamente sobre cuatro personajes, interpretados de forma magistral por cuatro actores de primerísima fila. Christoph Waltz y Kate Winslet son los padres del niño agresor, mientras que John C. Reilly y Jodie Foster son los anfitriones que intentan reparar el daño que su hijo ha sufrido. Sin embargo, por el camino van cayendo sus máscaras y va aflorando lo peor de su carácter. Lo que al principio era amabilidad, cortesía y predisposición se va convirtiendo conforme avanza esa aciaga tarde en resentimiento y hostilidad, y no sólo hacia el matrimonio "rival" sino también hacia la propia pareja.
Polanski parece divertirse (el tono de la película es de comedia, al fin y al cabo) recreando esa situación en la que cuatro seres humanos se muestran unos a otros tal y como son, sin las ataduras que suponen las convenciones sociales y las leyes no escritas de la convivencia. Precisamente en ello radica la mayor crítica de la película: ¿somos despreciables de forma natural y sólo la educación impide que nos vayamos despellejando unos a otros? En esta línea, el film plantea una situación curiosa. Son los niños (supuestamente más irracionales y no iniciados en el statu quo de nuestra visión occidental de cómo deben ser las relaciones sociales) los que inician una pelea física, primitiva. Pero son los padres los que, partiendo de la superioridad que les otorga conocer las reglas del juego social, finalmente se revelan como unos animales mucho peores que sus hijos, ya que su violencia no es física (las heridas del cuerpo al fin y al cabo pueden sanar) sino mucho más sutil y terrible, una violencia basada en dar donde más duele, en la personalidad y las creencias de los demás.
De este modo, Un dios salvaje es un magnífico ejercicio catártico de exposición de las miserias humanas, más evidentes todavía cuando se dejan ver tras la caída del maquillaje social, tan frágil que puede desprenderse en cualquier momento y dejar a la vista aspectos de nosotros mismos de los que no nos podemos sentir orgullosos.
FICHA TÉCNICA
Título Original: Carnage País: Francia, Alemania, Polonia, España Año: 2011 Dirección: Roman Polanski Guión: Roman Polanski y Yasmina Reza, basado en su propia obra Le Dieu du Carnage Fotografía: Pawel Edelman Montaje: Hervé de Luze Diseño de producción: Dean Tavoularis Música: Alexandre Desplat Duración: 80 minutos Intérpretes: Jodie Foster (Penelope Longstreet), Kate Winslet (Nancy Cowan), John C. Reilly (Michael Longstreet), Christoph Waltz (Alan Cowan)
GALARDONES
- 2 nominaciones a los Globos de Oro (2012): Mejor actriz de comedia/musical (Jodie Foster y Kate Winslet)
- 1 nominación al Goya (2012): Mejor película europea
- Nominada al León de Oro en el Festival de Venecia (2011)
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