La relación entre la literatura y el cine es una de las más estrechas que podemos imaginar entre dos artes. Desde que el cinematógrafo echó a rodar a finales del siglo XIX, son incontables las adaptaciones literarias que han tenido lugar en el mundo del celuloide. Una simbiosis que, de igual modo, ha producido muchos casos en sentido contrario, siendo los escritores los que han puesto, negro sobre blanco, alguna historia nacida en la pantalla.
Y si hablamos de literatura es inevitable mencionar a uno de los más grandes de la historia. Hoy se conmemora el segundo centenario del nacimiento de Charles Dickens (Portsmouth, Inglaterra, 7 de febrero de 1812 - Rochester, Inglaterra, 9 de junio de 1870), quien tal vez sea junto a William Shakespeare el más importante escritor en lengua inglesa de todos los tiempos. Las obras de Dickens, rompedoras en su tiempo, denunciaban la esclavitud, la pobreza, la explotación infantil, la corrupción y los abusos del poder. Hoy, más de siglo y medio después, estos temas siguen estando de rabiosa actualidad, lo que multiplica el mérito de un Dickens que creó unas historias inmortales que perdurarán durante mucho tiempo. Todos tenemos en la mente ese Londres que Dickens vivió en primera persona y que retrató de forma descarnada, sin edulcorar ningún detalle sórdido. Sin embargo, sus obras rezuman optimismo y ganas de vivir, porque Dickens era ante todo un firme creyente en la raza humana y en la superación de las dificultades por muy complicadas que fueran las circunstancias.
David Copperfield, Historia de dos ciudades, Oliver Twist, Cuento de Navidad, Nicholas Nickelby o Grandes Esperanzas son sólo las más conocidas entre la enorme cantidad de obras que produjo, siempre por entregas y manteniendo al público en vilo hasta la siguiente parte de la historia. Dickens fue el primer escritor de éxito en el sentido moderno de la palabra, y amasó una gran fortuna, aunque eso no impidió que siguiera luchando del lado de los más desfavorecidos. Dickens había conocido la pobreza y la humillación, y dedicó su vida a intentar que nadie más sufriera como él.
El cine, por su parte, no tardó nada en tomar las obras de Dickens como referencia para las películas. Según el portal IMDB, la producción dickensiana ha sido adaptada más de trescientas veces al cine o la televisión, en idiomas como el inglés, el castellano, el italiano, el alemán o el polaco, por sólo mencionar algunos. Además, encontramos a Dickens en el cine de 1897 hasta 2012, es decir, que siempre ha estado (y estará presente) en el imaginario del séptimo arte.
El cine mudo adaptó, en forma de sketchs, muchos de los episodios de la obra de Dickens, especialmente de Oliver Twist, Cuento de Navidad e Historia de dos ciudades. Jackie Coogan (el inolvidable niño de la película homónima de Charles Chaplin) y Lon Chaney protagonizaron la primera adaptación de calidad de Oliver Twist (1922), dirigida por Frank Lloyd y enmarcada todavía en el género silente. Mucho más conocida es Cadenas rotas (1946), adaptación de Grandes esperanzas con la firma de un grande como David Lean y ganadora de dos Oscars. Un Lean que también haría su versión de Oliver Twist (1948), con uno de los primeros papeles protagonistas para sir Alec Guiness. Antes de eso, George Cukor había adaptado la novela más autobiográfica de Dickens, David Copperfield (1935), con Basil Rathbone en el papel del malvado padrastro.
En 1969, Oliver! (1968) se alzó con el Oscar a la mejor película, un musical que adapta libremente la historia de Oliver Twist y que dirigió Carol Reed con un reparto semidesconocido. Otras dos nominaciones cosechó La pequeña Dorrit (1988), con Derek Jacobi en el papel principal. Ese mismo año se realizó también Los fantasmas atacan al jefe (Scrooged, 1988), una adaptación muy libre de Cuento de Navidad a cargo de un Richard Donner post Arma Letal y con un Bill Murray interpretando a un trasunto de Mr. Scrooge en forma de un déspota ejecutivo de TV que recibe la vista de tres fantasmas que le enseñan lecciones vitales en Nochebuena.
Entre las adaptaciones más importantes de los últimos años aparecen Grandes esperanzas (1998), en la que Alfonso Cuarón traslada a la época actual la historia del huérfano tutelado por un misterioso mecenas, y que cuenta en el reparto con Ethan Hawke, Gwyneth Paltrow y Robert De Niro. También encontramos la adaptación de uno de los grandes como Roman Polanski de Oliver Twist (2005), la última gran versión del inolvidable huérfano creado por Dickens e interpretado esta vez por Barney Clark. También Robert Zemeckis tiene su versión de Cuento de Navidad (2009), esta vez filmada mediante la técnica de motion capture y con Jim Carrey en el rol principal.
En lo que respecta al cine de animación, la Warner Bros realizó su particular versión de Oliver Twist (1974), respondida algunos años más tarde por la factoría Disney con Oliver y su pandilla (1988), trasladada a New York y con adorables gatitos y perritos como protagonistas. Y cómo olvidar Los Teleñecos en cuentos de Navidad (1992), donde los muppets creados por Brian Henson intentan mejorar el agrio carácter de un Ebenezer Scrooge con la cara de Michael Caine. Además, series como Los Simpson, Los Picapiedra o Beavis & Butthead también han hecho guiños a la producción dickensiana.
¿Y el futuro? Pues de momento sabemos que Mike Newell (Cuatro bodas y un funeral) está acabando la postproducción de una nueva versión de Grandes Esperanzas (2012), con Ralph Fiennes y Helena Bonham Carter en los roles protagonistas. Una enésima adaptación de la obra de un autor inmortal a quien el cine no se cansa de hacer homenajes.
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