En mitad del desierto, un hombre aparece de la nada. Se diría que lleva días, semanas caminando. Está ataviado con un traje y una gorra de béisbol. No sabemos su identidad, quizá él mismo tampoco la sepa, o la haya olvidado. Cuando, producto de la sed y el cansancio, se desploma en una remota estación de servicio, el médico consigue contactar con el hermano del extraño, que se desplaza desde Los Ángeles en su búsqueda.
Con esta sencilla e interesante premisa comienza Paris, Texas (1984), uno de los films más emotivos y valiosos de la década de los 80, unos años caracterizados por la abundancia del cine de acción más violento, las comedias románticas o el cine para adolescentes. Paris, Texas es una película arriesgada, casi anacrónica en el momento en el que fue filmada. Sin embargo, este riesgo se convierte en su mejor virtud, ya que es capaz de tejer una trama altamente sugerente a partir de un argumento sencillo. La premisa de la película es mostrar cómo incluso el amor más profundo puede derivar en celos y en locura, y acabar con el abandono del mundo terrenal para iniciar la búsqueda de los propios orígenes, en este caso representados en la pequeña ciudad de Paris, en el estado de Texas, lugar en el que el protagonista fue concebido.
Como en todo gran film que se precie, la interpretación de los actores es soberbia, destacando ante todo Harry Dean Stanton, que interpreta a Travis, el hombre "desmemoriado" del principio de la película, que durante la primera hora de metraje no emite ni una sola palabra. Stanton consigue transmitir el vacío de su personaje, que abandonó toda pretensión mundana para escapar a un lugar donde nadie le conociera, para regresar a sus orígenes y completar así el ciclo de la vida. De ese ensueño le saca su más terrenal hermano Walt (Dean Stockwell), quien le conduce a su casa para que se reencuentre con su hijo Hunter (Hunter Carson), que desde la marcha del padre y la madre había estado viviendo con sus tíos. A partir de ese momento, Travis es consciente de lo que necesita a su hijo, a quien debe recuperar tras haberlo abandonado cinco años atrás. Para ello, se embarca con él en un viaje iniciático hacia Houston, en busca de la madre del niño. Es entonces cuando entra en escena Jane (Nastassja Kinski guapa como nunca), la madre de Hunter, a quien conocemos en el peep show donde trabaja. La conversación entre Travis y Jane, siempre separados físicamente por un cristal (él la ve a ella, ella no a él) es quizá el momento más emotivo del film, y una de las cumbres estilísticas de la historia del cine. El final de la película, articulado prácticamente en tres planos larguísimos, consigue arrancar las lágrimas del más pintado, cuando los protagonistas recuerdan el pasado y los motivos de su alejamiento, a la vez que asumen que su única posibilidad de redención está en conseguir la felicidad de su hijo.
Paris, Texas es una de las obras clave de Wim Wenders, el director de Düsseldorf que ha gozado de una carrera a la que podemos considerar irregular, pero que contiene algunas obras maestras, como la que nos ocupa (que conquistó al jurado en Cannes) o El Cielo Sobre Berlín (1987), donde vuelve a abordar el tema de la incomunicación. Wenders siempre ha sido un enamorado de la cultura americana, y en Paris, Texas consigue retratar a la perfección los paisajes del medio oeste, tan desérticos como el interior de los personajes. Le ayuda en esta tarea la música de Ry Cooder (músico que sirvió posteriormente de hilo conductor para Wenders en su afán por recuperar la música tradicional cubana en Buenavista Social Club, 1999), que enuncia unos sonidos que refuerzan la idea de soledad y perdición del desierto.
Paris, Texas empieza con un plano del desolado desierto y finaliza con los rascacielos de Houston en el horizonte. Entre tanto, una historia sencilla de pérdida, recuperación y redención. Unas actuaciones contenidas y una puesta en escena mágica. En definitiva, una de las películas más emotivas (sin ser sensiblera, ni mucho menos) que uno se puede encontrar ante una pantalla. Un clásico que nadie debería perderse.
FICHA TÉCNICA
Título Original: Paris, Texas País: RFA, Francia, Reino Unido, EE.UU. Año: 1984 Dirección: Wim Wenders Guión: Sam Shepard Fotografía: Robby Müller Montaje: Peter Przygodda Dirección artística: Kate Altman Música: Ry Cooder Duración: 147 minutos Intérpretes: Harry Dean Stanton (Travis Henderson), Dean Stockwell (Walt Henderson), Aurore Clément (Anne Henderson), Hunter Carson (Hunter Henderson), Nastassja Kinski (Jane Henderson), Bernhard Wicki (Doctor Ulmer)
GALARDONES
- 1 BAFTA (1985): Mejor Director
- Festival de Cannes (1984): Palma de Oro y premio FIPRESCI
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