Aunque desconozco si algún diccionario de cine "serio" recoge el término, la "suecada" (sweded) es un concepto que está adquiriendo cada vez más éxito. Consiste en una especie de remake de una película de éxito, pero con la peculiaridad de estar realizado de forma totalmente casera, artesanal, cachonda y divertida. Y sobretodo desde una perspectiva de reverencia y homenaje hacia el film en cuestión.
En esa gran película que es Rebobine, por favor (Be Kind Rewind, 2008), los personajes recrean con sus propios y escasos medios las grandes películas de la historia del cine para intentar disimular que las han borrado accidentalmente en el videoclub. Pues bien, el director de esa cinta, el siempre inquieto Michel Gondry (La ciencia del sueño, Olvídate de mí) ha recuperado ese espíritu de reelaboración barata de los clásicos para firmar su propia "suecada" de Taxi Driver (1978), uno de los films más icónicos de Martin Scorsese y Robert de Niro. Concebida para ser proyectada antes de los pases de Hugo (la nueva película de Scorsese que supone su primera incursión las tres dimensiones), la suecada dirigida y protagonizada por el propio Gondry rezuma originalidad, humor y cariño por el film original. Un auténtico disfrute.
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